Docenas de ríos y arroyos en Alaska están cambiando de un azul cristalino a un naranja turbio. Investigadores del Servicio de Parques Nacionales, el Servicio Geológico de Estados Unidos y la Universidad de California en Davis han identificado 75 ubicaciones afectadas. Este cambio se debe a minerales expuestos por el deshielo del permafrost.
Los científicos han documentado y tomado muestras de estas aguas deterioradas, publicando sus hallazgos en Communications Earth & Environment. Los ríos degradados podrían afectar el agua potable y la pesca en las cuencas del Ártico. Jon O’Donnell, ecólogo del NPS, notó por primera vez el problema en 2018. Desde entonces, ha recopilado datos y muestras en la región remota.
Brett Poulin, profesor de toxicología ambiental en UC Davis, comparó la tinción de los ríos con el drenaje ácido de las minas. Sin embargo, no hay minas cerca de los ríos afectados. La hipótesis es que el permafrost almacena minerales que, al descongelarse, se exponen al agua y al oxígeno, liberando ácido y metales.
Las muestras iniciales mostraron un pH de 2,3, indicando condiciones altamente ácidas y corrosivas. Se han medido niveles elevados de hierro, zinc, níquel, cobre y cadmio. Las imágenes de satélite han mostrado aguas manchadas desde 2008. El problema se está propagando lentamente desde las cabeceras hacia los ríos más grandes.
Los investigadores están en el segundo año de una subvención de tres años para comprender el problema, modelar áreas en riesgo y evaluar las implicaciones para el agua potable y las poblaciones de peces. El deshielo del permafrost podría continuar degradando la calidad del agua y afectando el hábitat. Se necesita más investigación para comprender mejor el problema y si los ríos pueden recuperarse.
Imagen: NATIONAL PARK SERVICE
