El mundo actual es un reflejo de los conflictos que marcaron la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Estos eventos han dejado una huella profunda en el ámbito geoestratégico, social y económico. Sin embargo, el impacto más notable se observa en la tecnología y la ciencia, que experimentaron un desarrollo sin precedentes durante este periodo histórico.
Un ejemplo claro es el avance de los semiconductores durante la Segunda Guerra Mundial. La transición de las válvulas termoiónicas a los transistores permitió a los científicos británicos y estadounidenses mejorar significativamente sus dispositivos de radar, superando a los de la Alemania nazi. Este avance marcó el inicio de una carrera tecnológica que continúa hasta hoy.
La Guerra Fría también impulsó el desarrollo de diversas disciplinas, como la informática, las telecomunicaciones y la física nuclear. La competencia entre EEUU y la Unión Soviética llevó a ambos países a invertir recursos significativos en sus capacidades tecnológicas y militares. Esta dinámica se repite en la actualidad, donde EEUU, China y Rusia compiten por el control del orden mundial.
La relación entre Occidente y Rusia ha cambiado drásticamente desde la anexión de Crimea en 2014, lo que ha llevado a muchos analistas a considerar que estamos en una nueva Guerra Fría. Este contexto ha generado un aumento en la inestabilidad global y ha resaltado la importancia de los semiconductores en el desarrollo tecnológico y militar.
Además, otras áreas como la inteligencia artificial y las comunicaciones cuánticas están recibiendo un respaldo económico sin precedentes. Inversiones significativas están siendo realizadas por EEUU, Europa y China para no quedarse atrás en esta carrera tecnológica. Por ejemplo, el Congreso estadounidense aprobó 280.000 millones de dólares para el desarrollo científico y tecnológico, mientras que la Chips Act europea movilizará 43.000 millones de euros.
En conclusión, la Segunda Guerra Fría está generando un impacto similar al de la primera, con un notable avance tecnológico que podría definir el futuro del desarrollo global.
Imagen: Casa Rosada | Palácio do Planalto | Пресс-служба Президента РФ