El boshintang, una sopa de carne de perro, se ha convertido en el centro de un debate político en Corea del Sur. Las autoridades están estudiando la posibilidad de prohibir su consumo y se espera que se promulgue una ley especial para ello. Aunque cerca de dos tercios de los surcoreanos están en contra del consumo de carne de perro, los ganaderos que se dedican a criar perros para consumo se oponen a la medida. Argumentan que limitará su libertad y amenazan con liberar dos millones de perros en Seúl. El debate refleja la división de opiniones en la sociedad surcoreana y el tamaño de la industria, que incluye 1.150 granjas, 34 mataderos, 219 distribuidoras y 1.600 restaurantes. La prohibición se haría efectiva en tres años, si se aprueba en diciembre, y contaría con penas de cárcel y multas para quienes la incumplan.