La albahaca es una hierba aromática ideal para guisos, pastas y carnes, pero su cuidado en invierno puede ser complicado. Aunque es resistente en climas mediterráneos, las altas temperaturas y la falta de cuidados pueden marchitarla rápidamente.
Una de las claves para su supervivencia es plantarla en una maceta grande. Las raíces necesitan espacio para expandirse y absorber agua y nutrientes. Además, es fundamental protegerla del frío, ya que la albahaca es originaria de zonas cálidas y requiere sol para prosperar.
La temperatura ideal para la albahaca oscila entre los 18 y 30 grados. No tolera heladas ni temperaturas extremadamente frías, lo que la convierte en una planta estacional en muchas regiones. Aunque algunas variedades pueden hibernar, la mayoría no sobrevivirá al invierno.
Una solución efectiva es llevar la albahaca al interior cuando el clima cambia. Colocándola en un lugar luminoso, puede seguir proporcionando hojas frescas durante los meses fríos. Esto es perfecto para quienes desean hacer pesto casero o añadir un toque aromático a sus platos.
En resumen, aunque mantener la albahaca fresca en invierno es un desafío, con los cuidados adecuados, puedes disfrutar de su aroma y sabor en tu cocina durante todo el año.
Imagen: monicore