La limpieza de la vitrocerámica es un reto diario, ya que muchas acciones diarias la ensucian y nos obligan a rascar y pulir para mantener su brillo. Este brillo refleja el estado de higiene de la cocina, y cualquier mancha puede indicar suciedad en el hogar. Existen numerosos productos en el mercado para limpiar este espacio, pero la piedra blanca es el rey, ya que forma una película que elimina la suciedad al dejarla actuar.
No obstante, hay soluciones caseras efectivas y sin coste extra. El eterno dúo de vinagre y bicarbonato es perfecto para la limpieza. Mezclados en agua y pulverizados sobre la placa, desinfectan y extraen el máximo brillo. Es crucial dejar actuar la mezcla antes de retirarla para obtener resultados óptimos.
Otro truco popular es usar pasta de dientes. Influencers y expertos en limpieza recomiendan este método, ya que crea una película similar a la piedra blanca. Basta con aplicar la pasta de dientes en las zonas con más incrustaciones, espolvorear bicarbonato sódico, dejar actuar y retirar con una rasqueta específica. Finalmente, limpiar con un paño húmedo. Ambos métodos prometen resultados brillantes, dejando la vitrocerámica como un espejo.
Imagen: Myriams-Fotos/Pixabay