Los gatos arañan por instinto, un comportamiento esencial para su bienestar. Aunque algunos piensan que lo hacen por diversión, en realidad rascan objetos para mantener sus garras en buen estado y comunicarse con otros felinos. Sin rascadores apropiados, los gatos recurren a muebles, cortinas y tapicería.
El rascado ayuda a los gatos a eliminar capas muertas de sus uñas y a marcar territorio. Las marcas suelen encontrarse en zonas de paso, tanto dentro como fuera de la casa. Este comportamiento es común en hogares con varios gatos o al introducir un nuevo mueble.
Para evitar que tu gato arañe el sofá, existen varias soluciones. Los rascadores son la opción más clásica. Es importante elegir rascadores similares a los muebles que el gato suele arañar y distribuir varios por la casa. También puedes limitar el acceso al sofá cubriéndolo con telas que no le gusten al gato, como terciopelo o cuero natural.
Otra opción es usar tiras adhesivas de doble cara o lija en las zonas preferidas por el gato. Los repelentes y el réflex también pueden ser efectivos, aunque deben usarse con moderación. Premiar conductas positivas es crucial; regañar solo funciona si se hace en el momento del acto.
El rascador ideal debe ser estable y colocarse en zonas estratégicas como entradas y áreas de descanso. Ofrecer diferentes tipos de rascadores, tanto horizontales como verticales, permitirá al gato elegir su preferido. Nunca se debe forzar al gato a usar el rascador; debe ser por su propia voluntad.
Es fundamental no quitar las garras del gato ni ponerle guantes, ya que estas prácticas son dolorosas y afectan su bienestar. En resumen, con las soluciones adecuadas, es posible mantener tanto a tu gato como a tus muebles en perfecto estado.
Imagen: Javier prieto