La Organización Mundial de la Salud (OMS) define una quemadura como una lesión en la piel u otro tejido orgánico causada principalmente por el calor, radiación, electricidad, fricción o sustancias químicas. Las quemaduras se clasifican en cuatro grados según su profundidad y gravedad.
Las quemaduras de primer grado afectan solo la capa más superficial de la piel, la epidermis. Son causadas por factores como la luz solar y no suelen requerir intervención médica. El tratamiento incluye mantener la zona hidratada y usar cremas con corticoides y analgésicos para aliviar el dolor.
Las quemaduras de segundo grado afectan la epidermis y la dermis. Se dividen en superficiales, intermedias y profundas. Las superficiales presentan ampollas rojas y dolorosas, mientras que las intermedias pueden evolucionar y requerir vigilancia médica. Las profundas son blancas, sin ampollas y pueden dejar cicatrices significativas.
Las quemaduras de tercer grado afectan toda la epidermis y dermis, dejando la piel dura y de color blanco, marrón o negro. No presentan ampollas ni dolor. El tratamiento suele ser quirúrgico, eliminando tejidos quemados y cubriendo la herida con injertos de piel sana.
Las quemaduras de cuarto grado son las más graves, afectando todas las capas de la piel y tejidos profundos como músculos y tendones. Su tratamiento requiere centros especializados y pueden llevar a amputaciones debido a la gravedad de los daños.
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