En 2020, Stellantis surgió de la fusión entre FCA y el Grupo PSA, convirtiéndose en el mayor conglomerado automovilístico del mundo. Sin embargo, la situación actual es preocupante. La compañía ha añadido a Leapmotor a su cartera, pero enfrenta serios desafíos financieros. Carlos Tavares, CEO de Stellantis, ha dejado claro que las marcas no rentables, como Maserati, podrían cerrar.
Los rumores sobre el futuro de Maserati, DS y Lancia han llevado a Tavares a desmentir especulaciones en los medios. A pesar de un margen de beneficios del 12,8% en 2023, las cifras del primer semestre de 2024 muestran un descenso del 48% en el beneficio neto. La acumulación de 1,4 millones de coches sin vender, especialmente en Norteamérica, ha obligado a la empresa a reducir su producción y ajustar sus previsiones.
Stellantis ha enfrentado despidos y presiones gubernamentales en Canadá, lo que ha afectado su imagen. La compañía ha decidido reducir en 200.000 unidades su producción para 2024, y el margen operativo esperado ha caído al 5,5%. La búsqueda de un nuevo CEO para 2026 ha comenzado, y aunque Tavares es un candidato, su reputación se ve afectada por los resultados en Estados Unidos.
Además, Stellantis ha trasladado parte de su producción a Marruecos y está considerando ensamblar coches chinos en Italia, lo que ha generado tensiones con el gobierno italiano. La presión sobre los empleados ha aumentado, con constantes correos para buscar nuevos empleos, lo que ha llevado a una pérdida de habilidades en la empresa. La situación de Stellantis es crítica y su futuro está en juego.
Imagen: Stellantis