La revolución de Ozempic y Wegovy ha impulsado a muchas farmacéuticas a desarrollar sus propias versiones de tratamientos para la obesidad. Una de ellas es Roche, que está trabajando en una pastilla llamada CT-996, diseñada para ser tomada de forma oral una vez al día. Este medicamento se basa en un agonista del receptor GLP-1, similar a Ozempic, pero con la ventaja de no requerir inyecciones.
Los resultados iniciales de los ensayos clínicos de fase I han mostrado una pérdida de peso del 7,3% en los pacientes tratados con CT-996, en comparación con solo 1,2% en el grupo placebo. Sin embargo, recientes revelaciones sobre efectos secundarios han puesto en duda la viabilidad de este nuevo tratamiento.
Durante una conferencia en Madrid, Roche presentó datos que indicaban altas tasas de vómitos y otros efectos adversos en pacientes que recibieron dosis elevadas. Aproximadamente el 85% de los pacientes experimentaron náuseas, y otros efectos como el reflujo gastroesofágico, vómitos, estreñimiento y diarrea fueron comunes. Un aumento gradual de la dosis pareció mejorar la tolerabilidad, pero resultó en una eficacia menor, con solo un 2,3% de pérdida de peso.
Las acciones de Roche cayeron un 3,5% tras la presentación de estos datos, lo que ha llevado a analistas a cuestionar la estrategia de la compañía. Peter Verdult, analista de Citigroup, sugirió que Roche podría estar enfrentando problemas por haber promocionado sus resultados iniciales de manera excesiva.
Manu Chakravarthy, director de desarrollo de productos metabólicos de Roche, defendió la intención de la empresa de aumentar la tolerabilidad del fármaco y aseguró que los efectos secundarios observados son consistentes con otros tratamientos similares. Sin embargo, la preocupación persiste, especialmente en relación con el aumento de la frecuencia cardíaca, que podría ser un factor diferenciador en un mercado cada vez más competitivo.
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