El reciente escándalo de Mazda ha generado un gran revuelo entre los usuarios de automóviles. La marca ha decidido implementar una suscripción mensual de 10 dólares para funciones que anteriormente eran gratuitas, como el arranque remoto del vehículo. Esta decisión ha sido criticada por muchos, recordando el caso de BMW y su polémica suscripción para asientos calefactables.
Louis Rossmann, un defensor del derecho a reparar, ha sido uno de los que ha denunciado esta situación. A pesar de que Mazda había advertido sobre la posibilidad de que ciertas funciones se convirtieran en servicios de pago, la reacción de los consumidores ha sido negativa. La suscripción incluye la opción de arrancar el coche desde un smartphone, pero muchos usuarios se sienten frustrados por tener que pagar por algo que antes era gratuito.
Un desarrollador, Brandon Rorthweiler, intentó crear una aplicación gratuita para acceder a esta función sin costo, pero Mazda envió un aviso de violación de la DMCA, obligándolo a cerrar el proyecto. Esto ha llevado a cuestionar la ética de las marcas que optan por este modelo de negocio, que parece estar en aumento en la industria automotriz.
La tendencia de convertir funciones en suscripciones no es nueva. Marcas como Tesla, Ford y General Motors también han adoptado este enfoque, lo que ha llevado a muchos a preguntarse si realmente son dueños de sus vehículos o solo de una parte de ellos. A medida que más fabricantes se suman a esta práctica, los consumidores deben estar atentos y considerar las implicaciones de estas decisiones.
Imagen: Xataka