La NASA ha cancelado de facto la misión Mars Sample Return y ha solicitado ayuda al sector privado para traer las muestras recogidas por el rover Perseverance. Además, enfrenta críticas crecientes por las complicaciones del programa Artemis, con el que Estados Unidos pretende volver a la Luna y establecer una estación tripulada. Las misiones Apolo eran relativamente simples en comparación con Artemis, según expertos como Maciej Cegłowski y Destin Sandlin.
Artemis III, programada para septiembre de 2026, busca regresar a la Luna tras la misión Apolo 17 de 1972 y pretende ser la primera vez que una mujer pise la superficie lunar. La misión es compleja: cuatro astronautas serán lanzados al espacio con un cohete Space Launch System (SLS) de la NASA, volarán hacia la Luna a bordo de la nave espacial Orion y se acoplarán a una nave Starship de SpaceX para alunizar. Sin embargo, la Starship necesita repostar en la órbita baja terrestre, lo que requiere al menos diez lanzamientos adicionales.
El programa Artemis enfrenta varios desafíos, incluyendo el alto coste del cohete SLS y la nave Orion, ambos derivados del cancelado programa Constellation. La Starship, diseñada originalmente para misiones a Marte, es demasiado grande para los propósitos actuales, complicando el alunizaje y el despegue desde la Luna. Investigadores de la NASA han propuesto soluciones alternativas, como usar una cápsula más pequeña para el regreso a la órbita lunar.
Mientras tanto, China avanza con su propio programa lunar, planeando alunizar en 2030 con una misión más sencilla que involucra dos cohetes CZ-10 y dos naves pequeñas. La competencia entre Estados Unidos y China en la carrera lunar es intensa, y el éxito de Artemis es crucial para mantener la hegemonía espacial estadounidense.
Imagen: NASA
