La razón por la que cada nuevo reactor experimental de fusión nuclear es más grande que el anterior es crucial para el éxito de la tecnología. En los reactores experimentales, como ITER, los científicos confinan los núcleos de deuterio y tritio utilizando un campo magnético. Sin embargo, este campo tiene un límite de intensidad y las partículas adquieren energías muy variadas, algunas de las cuales pueden escaparse. Si se pierden muchas partículas, se pierde mucha energía y la reacción de fusión no puede sostenerse a largo plazo.
Para resolver este desafío, los científicos aumentan el tamaño del plasma y modulan los campos magnéticos. Cuantas más partículas haya alrededor de una que quiere escapar, más probable es que impacte con otra en su camino de huida y dé la vuelta, o entregue su energía. Por lo tanto, cada reactor experimental es más grande que el anterior para contener más partículas y minimizar la pérdida de energía.
Recientemente, un grupo de investigación de la compañía estadounidense General Atomics ha logrado un avance significativo en esta área. Han demostrado empíricamente que es posible sostener la estabilidad del plasma con una densidad un 20% por encima del límite de Greenwald durante 2,2 segundos. Utilizaron un reactor tokamak más pequeño que ITER y un gas que contiene núcleos de deuterio.
Este descubrimiento es un gran paso adelante para la fusión nuclear, ya que demuestra que es posible trabajar con la densidad necesaria para sostener la reacción de fusión. Esto acerca cada vez más la posibilidad de lograr reactores comerciales de fusión nuclear en un futuro cercano.
Imagen: General Atomics