En septiembre de 2022, la viruela ovina y caprina llegó a España, poniendo fin a 50 años libres de la enfermedad. Los ganaderos, especialmente aquellos que exportan, enfrentaron complicaciones. Aunque España recuperó su estatus de productor seguro, las consecuencias persisten en el mercado de la lana. En un contexto ya complicado por el COVID y la competencia de las fibras sintéticas, España no ha logrado reconectar con China, un mercado clave para sus productores de lana.
El primer foco de la enfermedad se confirmó en septiembre de 2022, lo que llevó a la OMSA a retirar a España su categoría de nación libre de viruela. Esto afectó las exportaciones, especialmente a China, que cerró sus fronteras a la lana española. Aunque España recuperó su estatus en septiembre de 2023, China no ha reabierto sus puertas. En 2022, un tercio de la lana exportada por España se dirigió a China, lo que muestra la importancia de este mercado.
Entre marzo de 2023 y marzo de 2024, España exportó algo más de 9.000 toneladas de lana, muy por debajo de las más de 14.000 toneladas anuales antes del cierre de fronteras. Felipe Molina, secretario general de la asociación de criadores de merina, señala que la incertidumbre del mercado ha impedido ofrecer un precio estimado para el kilo de lana.
La razón del cierre de China no parece ser sanitaria, sino política. El sector ha pedido un esfuerzo diplomático al Gobierno para que Pekín cambie de postura. Además, la industria textil ha apostado por las fibras sintéticas, lo que reduce la demanda de lana. La producción de lana en España lleva más de una década en descenso, acompañada de una caída de censos.
Las consecuencias del cierre chino son evidentes: toneladas de lana acumuladas en almacenes, producto que no cotiza en las lonjas y un segundo año sin salida para la lana. Firmas como Lanas de Extremadura y Digaisa acumulan más de 3.000 millones de kilos de lana sin salida en el mercado. El sector enfrenta desafíos como mantener a una plantilla especializada y gestionar la lana acumulada que puede deteriorarse con el tiempo.
Imagen: Jan-Willem Reusink (Flickr) y National Rural Knowledge Exchange (Flickr)