Los estibadores de la costa este de Estados Unidos han convocado una huelga indefinida en protesta por sus condiciones laborales. Esta es la primera huelga portuaria en esta región desde 1977 y podría tener un impacto significativo en la economía estadounidense y en las próximas elecciones presidenciales.
Los 45.000 estibadores, representados por la Asociación Internacional de Estibadores (ILA), exigen un incremento salarial del 77% en los próximos seis años, además de un compromiso de los operadores portuarios para detener la automatización que elimine puestos de trabajo. El presidente de la ILA, Harold Daggett, ha afirmado que están dispuestos a luchar el tiempo que sea necesario para obtener lo que merecen.
Por otro lado, la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX) ha ofrecido un aumento salarial de hasta el 50%, lo que queda muy por debajo de las expectativas de los estibadores. La diferencia salarial entre los estibadores de la costa este y los de la costa oeste es uno de los detonantes de la huelga, ya que los de la costa oeste ganan significativamente más.
El impacto económico de esta huelga podría ser devastador. Según estimaciones, podría costarle a la economía estadounidense entre 4.500 y 7.500 millones de dólares a la semana. Si la huelga se prolonga, las pérdidas podrían alcanzar los 640 millones de dólares al día solo en el puerto de Nueva York.
La Casa Blanca ha instado a ambas partes a negociar, pero el presidente Biden ha optado por no invocar la Ley Taft-Hartley, que podría aplazar la huelga. La situación se complica aún más debido a la creciente tensión en la cadena de suministro, que aún no se ha recuperado de los efectos de la pandemia de COVID-19.
Los minoristas ya están tomando medidas para mitigar el impacto de la huelga, como traer productos antes o trasladarlos a la costa oeste. La situación es crítica, especialmente con la cercanía de la campaña navideña.
Imagen: Unsplash (Barrett Ward)
