El avión orbital X-37B, operado por la Fuerza Aérea y la Fuerza Espacial de Estados Unidos, está a punto de emprender su séptimo vuelo. Esta vez, el Pentágono ha contratado el cohete Falcon Heavy de SpaceX, el más potente en activo, para su lanzamiento desde la rampa 39A de Cabo Cañaveral. Aunque la fecha de lanzamiento está en el aire debido a un problema detectado durante una prueba de encendido estática, se espera que el Falcon Heavy transporte al X-37B a órbitas más altas que nunca. La misión USSF-52 tiene como objetivo realizar pruebas en nuevos regímenes orbitales, experimentar con tecnologías de detección de amenazas espaciales y estudiar los efectos de la radiación en los materiales de la NASA. El X-37B, que ha acumulado un total de 3.774 días en el espacio, ha sido utilizado en misiones anteriores para probar tecnologías fotovoltaicas, estudiar los efectos del espacio en materiales orgánicos y lanzar una nave diseñada por cadetes de la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Aunque se sabe poco sobre sus usos para el espionaje, las largas temporadas que pasa en el espacio sugieren su posible utilización en esta área. China también cuenta con un avión similar, que completó recientemente una misión de 276 días en órbita.
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