El Museo Nacional de Ciencias Naturales ha revelado que el llamado «meteorito de Cuba» es en realidad un fraude. Durante 150 años, esta pieza ha sido considerada un meteorito, pero recientes investigaciones han demostrado lo contrario.
El descubrimiento fue realizado por Aurelio Nieto, conservador del Museo, y un equipo internacional de investigadores. Aunque había sospechas de que el meteorito era sospechoso, nadie había investigado a fondo hasta ahora. Las pruebas anteriores indicaban que se trataba de un meteorito, y a simple vista, los expertos coincidían en que tenía la apariencia de uno.
La historia de cómo llegó el meteorito al museo es un poco confusa. En 1872, Solano y Eulate escribió una nota en la que explicaba que el origen del meteorito era anterior a esa fecha y que no se sabía mucho sobre él. La pieza fue adquirida en 1871 y catalogada en el museo. A lo largo de los años, se ha analizado en varias ocasiones, pero nunca se había examinado con métodos modernos.
El descubrimiento de que el meteorito era un fraude se produjo cuando Nieto realizó un corte en la roca y encontró burbujas en su interior. En colaboración con otros investigadores, se utilizaron técnicas de microscopía electrónica y espectroscopia de rayos X para analizar la composición y textura de la roca, confirmando que no tenía origen extraterrestre.
Entonces, ¿qué es realmente esta pieza? Según los investigadores, se trata de un resto siderúrgico elaborado con técnicas de ferrería de una tradición hoy abandonada. Aunque se pierde un meteorito, se gana una ventana privilegiada para entender el desarrollo tecnológico de los últimos 200 años.
Este descubrimiento pone de manifiesto la importancia de realizar investigaciones exhaustivas y utilizar métodos modernos para analizar las piezas de los museos. Además, nos recuerda que la ciencia está en constante evolución y que siempre hay más por descubrir.
Imagen: Iturralde-Vinent y Ceballos Izquierdo vía Anales de la Academia de Ciencias de CUba
