Un equipo internacional de científicos ha descubierto restos de caballos en la provincia de Santa Cruz, Argentina, que demuestran que los caballos se desplazaron hacia el sur y fueron adoptados por las comunidades indígenas tehuelches mucho antes de lo que se pensaba. Estos hallazgos desafían la creencia de que los caballos vinieron a Sudamérica con la colonización europea. Los restos encontrados en el sitio de Chorrillo Grande 1 revelan la dinámica de la interacción de la comunidad Aónikenk con los caballos. Los caballos fueron utilizados para cazar, en prácticas funerarias y para construir viviendas. Los análisis de ADN también revelaron que la comunidad consumía tanto caballos machos como yeguas. Estos descubrimientos refuerzan la idea de que la dispersión de los caballos domesticados en América ocurrió más rápidamente y a una escala mucho mayor de lo que se creía anteriormente. Los caballos fueron reintroducidos en Sudamérica por los europeos en el siglo XVI, pero los animales ya estaban domesticados y tenían características distintas a los originarios de América. Este estudio arqueológico proporciona pruebas independientes y complementarias a la evidencia histórica, y muestra cómo los caballos se convirtieron en una parte integral de las sociedades indígenas mucho antes de la llegada de los europeos. Estos hallazgos son importantes para comprender los cambios en la forma de vida de las comunidades de cazadores-recolectores y desafían la narrativa tradicional sobre la historia de los caballos en Sudamérica.
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