El hormigón es responsable del 8% de las emisiones globales de CO2 y contribuye a la ‘crisis de la arena’. Científicos de la Universidad Rice han encontrado en el grafeno un sustituto para la arena en la elaboración del hormigón, lo que permitiría reducir su impacto medioambiental. El grafeno derivado del coque metalúrgico se ha demostrado como un aditivo eficaz para mejorar las propiedades del hormigón, haciéndolo un 25% más ligero pero igual de resistente. Esta innovación podría ayudar a reducir la dependencia de la arena natural y las emisiones de CO2 de la industria del hormigón. Aunque el precio del grafeno aún es alto, esta investigación demuestra que existen alternativas viables para mejorar la sostenibilidad del hormigón en el futuro.
Imagen: Claus Grünstäudl (Unsplash)