Desde el 1 de enero de 2025, las pensiones contributivas en España experimentarán un cambio significativo en su cálculo de revalorización. Este ajuste, que afectará principalmente a las pensiones máximas, forma parte de un paquete de reformas aprobado por el Gobierno para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones y adaptar su evolución a las fluctuaciones de la economía.
El Índice de Precios al Consumo (IPC) continuará siendo el indicador clave para determinar las subidas. Sin embargo, desde 2025, se introducirán nuevas variables que cambiarán el panorama para miles de jubilados. Las pensiones máximas se revalorizarán con el IPC más un adicional de 0,115 puntos porcentuales cada año hasta 2050. Este nuevo mecanismo afectará principalmente a los jubilados que reciben las pensiones más altas, quienes verán un aumento adicional a la subida ordinaria vinculada al IPC.
Hasta la implementación de este cambio, las pensiones contributivas se han revalorizado anualmente en función de la variación interanual del IPC. Este modelo ha garantizado que las pensiones mantengan su poder adquisitivo a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en 2023, las pensiones contributivas aumentaron un 8,5% debido al fuerte repunte de la inflación.
El principal cambio en 2025 afectará a las pensiones máximas, que se revalorizarán con el IPC más un adicional de 0,115 puntos porcentuales. Este aumento progresivo está diseñado para asegurar que las pensiones más altas mantengan su valor frente a la inflación a largo plazo. Según el Gobierno, esta subida se mantendrá hasta 2050, garantizando una mejora sostenida de las pensiones máximas en el tiempo.
Las reformas buscan hacer frente al envejecimiento de la población sin comprometer los derechos de los pensionistas actuales ni futuros. Este marco de previsión es fundamental para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones en las próximas décadas.
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