A medida que envejecemos, es crucial prestar atención a nuestra dieta y evitar alimentos procesados e inflamatorios. Los carbohidratos refinados, como el pan blanco y los cereales azucarados, deben ser reducidos. Las carnes procesadas, como los embutidos y el beicon, también deben ser eliminadas debido a su alto contenido de grasas saturadas y aditivos. Las bebidas azucaradas, como los refrescos y los zumos industriales, contribuyen a la inflamación y al aumento de peso. En cambio, se recomienda consumir alimentos cardiosaludables como cereales integrales, frutos secos, frutas, lácteos, verduras y legumbres. Estos alimentos están asociados con una mayor esperanza de vida y ayudan a reducir la grasa corporal, especialmente la grasa visceral. Cambiar a una dieta saludable en la mediana edad puede agregar hasta diez años de vida. Es importante cuidar nuestra alimentación para prevenir enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión arterial y síndrome metabólico.
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