El Salón del Automóvil de París ha sido el escenario donde los líderes de la industria automotriz han compartido sus visiones sobre el futuro. Carlos Tavares, CEO de Stellantis, ha criticado el camino regulatorio de Europa, considerándolo autodestructivo. Por su parte, Oliver Zipse, CEO de BMW, ha calificado los objetivos climáticos europeos como irrealistas.
Volkswagen, en medio de una transición eléctrica complicada, enfrenta una caída de ventas, especialmente en China. Oliver Blume, CEO del Grupo Volkswagen, ha instado a la compañía a ahorrar 10.000 millones de euros en los próximos tres años. Este ahorro se busca a través de la reducción de costes de fabricación y desarrollo.
Thomas Schäfer, responsable de Volkswagen, ha afirmado que los nuevos modelos deben ser rentables y accesibles. Sin embargo, la reducción de costes laborales en un 40% y la disminución del número de ingenieros plantean interrogantes sobre la calidad de los futuros vehículos.
Volkswagen ha establecido colaboraciones con empresas chinas como Xpeng para mejorar el software de sus coches. En cuanto a los lanzamientos, el Volkswagen ID.2 se perfila como un modelo clave, con un precio objetivo por debajo de los 25.000 euros. Este coche busca corregir el rumbo tras el decepcionante ID.3, que no ha alcanzado las expectativas de ventas.
La compañía también está considerando un Volkswagen Golf eléctrico que mantenga la estética de su versión de combustión. Esto podría acelerar el desarrollo, reduciendo el tiempo de creación de un coche de 50 a 36 meses. Sin embargo, el futuro del ID.2 no se conocerá hasta el próximo año, lo que plantea la pregunta de si Volkswagen podrá competir con marcas como Renault y Kia, que ya ofrecen modelos eléctricos en el rango de 25.000 a 30.000 euros.
Imagen: Volkswagen
