En un mundo cada vez más globalizado, los nómadas digitales se han convertido en un fenómeno creciente. Estos profesionales, que trabajan de manera remota desde cualquier lugar del mundo, han generado tanto oportunidades como desafíos para las ciudades y países que los acogen. Mientras algunas ciudades protestan contra ellos debido al encarecimiento de la vida y la gentrificación, muchos países han comenzado a crear visados específicos para regularizar su situación.
El último en sumarse a esta tendencia es Tailandia, que ha lanzado un visado más asequible para nómadas digitales. El objetivo es legalizar la situación de aquellos que ya viven en el país y que contribuyan con una tasa. En Europa, el debate sobre el pago de impuestos por parte de estos trabajadores ya está en marcha.
Según Gonçalo Hall, director ejecutivo de NomadX, países como España, que ya han regulado este tema, pueden beneficiarse significativamente. Los nómadas digitales no solo tributan parte de sus impuestos en el país, sino que también pueden atraer nuevos talentos y contribuir a la economía local sin quitar empleos a los residentes.
El envejecimiento de las sociedades es una de las razones por las que los gobiernos buscan atraer a estos empleados corporativos remotos. Si se establecen permanentemente, contribuirán con sus habilidades y trabajo a largo plazo. Expertos como Daida Hadzic de KPMG y Giorgia Maffini de PwC Reino Unido coinciden en que la competencia global por la mano de obra es la fuerza impulsora detrás de estas visas.
En resumen, los visados para nómadas digitales no solo buscan atraer talento global, sino también revitalizar las economías locales y enfrentar desafíos demográficos. Países como España ya están viendo los beneficios de esta estrategia, y otros como Tailandia están comenzando a seguir su ejemplo.