La oficina del sheriff de Kitsap, en Washington, recibió una llamada insólita de una mujer angustiada. Su casa estaba rodeada por cien mapaches, lo que parecía una escena de comedia. El suceso ocurrió en Poulsbo, una pequeña villa donde la mujer había alimentado a los mapaches durante 35 años. Este hábito atrajo a más animales, algunos de ellos con un comportamiento agresivo.
Los agentes que acudieron al rescate se sorprendieron al ver la horda de mapaches merodeando por el jardín. La mujer explicó que, aunque los mapaches que había alimentado eran dóciles, los nuevos eran intimidantes y la acosaban por comida. La situación se volvió insostenible, y la mujer decidió llamar al 911 tras sentirse amenazada.
El portavoz del sheriff, Kevin McCarty, comentó que nunca habían visto tantos mapaches juntos. La mujer intentó contratar una empresa para atrapar a los animales, pero el coste era prohibitivo. La situación también afectó a los vecinos, quienes se quejaron de peleas entre sus perros y los mapaches.
Finalmente, el caso fue remitido al departamento de Pesca y Vida Silvestre. McCarty advirtió sobre los peligros de alimentar a animales salvajes, ya que esto puede llevar a un aumento descontrolado de su población. La moraleja es clara: no se debe alimentar a la fauna silvestre.