Texas, conocido por sus vastos campos petroleros, ha dado un giro sorprendente hacia las energías renovables, especialmente la energía solar. Este estado, que cubre casi la mitad de la demanda energética de Estados Unidos, ha superado a California en producción solar. En 2022, Texas generó el 26% de toda la electricidad eólica del país, y en 2024 alcanzó un pico de producción solar de 19,1 GW, superando brevemente a California.
El cambio comenzó en 1901 con el descubrimiento de petróleo en Spindletop, transformando la economía agraria de Texas en una potencia energética. Sin embargo, en los últimos años, las condiciones eólicas y solares favorables han impulsado la construcción de parques eólicos y plantas solares a gran escala. A pesar de la reticencia inicial, la transición hacia las energías limpias ha sido rápida y significativa.
El modelo energético desregulado de Texas permite a los consumidores elegir libremente su proveedor de energía, facilitando la entrada de nuevas empresas al mercado. Esta flexibilidad ha acelerado la implementación de proyectos de energía renovable, reduciendo a la mitad el tiempo necesario para que comiencen a operar en comparación con otros estados.
El éxito de Texas en la adopción de energías renovables no solo se debe a sus condiciones naturales, sino también a los incentivos económicos. Las zonas rurales, aunque conservadoras, se benefician de los impuestos generados por la producción de energía renovable, lo que ha ayudado a cambiar la percepción sobre estas tecnologías.
La Comisión Federal Reguladora de Energía de Estados Unidos está considerando adoptar el modelo tejano en otras regiones del país, dado su éxito en la rápida expansión de la capacidad de generación de energía renovable. En los últimos dos años, Texas ha añadido 14,2 GW de capacidad, más que cualquier otro operador de red en Estados Unidos.
