El pasado 11 de octubre, Tesla presentó el Cybercab, su prototipo de robotaxi. Este vehículo se caracteriza por su diseño de cabina biplaza, sin volante ni pedales, y promete ser tan económico como el transporte público. La compañía de Elon Musk ha priorizado el desarrollo de software para sistemas automatizados, lo que plantea la pregunta de si Tesla quiere seguir siendo un fabricante de automóviles o convertirse en un desarrollador de tecnología de conducción autónoma.
A pesar de las expectativas, la gran sorpresa del evento no fue el vehículo, sino las declaraciones de Musk sobre la aprobación regulatoria. Afirmó que espera tener el visto bueno de los reguladores para 2026, aunque su optimismo es cuestionable. Esta promesa contrasta con la experiencia de empresas como Cruise y Waymo, que han enfrentado desafíos significativos en el lanzamiento de sus servicios de robotaxis.
Además, la NHTSA está investigando el sistema de conducción semiautónoma de Tesla, conocido como Full Self Driving (FSD), tras varios accidentes, incluido uno mortal. Los incidentes están relacionados con condiciones de baja visibilidad, lo que plantea dudas sobre la efectividad del sistema que se basa principalmente en cámaras. A pesar de los esfuerzos de Tesla por mejorar su tecnología, los problemas regulatorios y de seguridad continúan siendo un obstáculo importante.
En resumen, aunque Tesla promete un futuro con robotaxis, la realidad actual muestra que la compañía enfrenta numerosos desafíos. La conducción autónoma total sigue siendo una meta lejana, y la competencia en el sector está avanzando rápidamente.
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