En las últimas semanas, la relación entre Corea del Norte y Corea del Sur ha alcanzado un punto crítico. La situación comenzó con el lanzamiento de globos cargados de basura y excrementos hacia el Sur. Posteriormente, se sumaron drones que lanzaban panfletos, lo que intensificó las acusaciones entre ambos países.
Recientemente, Kim Jong Un ha reescrito la constitución norcoreana, declarando oficialmente a Corea del Sur como un «estado hostil». Esta es la primera vez que se menciona en las revisiones constitucionales de Pyongyang, lo que refleja el aumento de las tensiones en la península.
La escalada de conflictos comenzó en mayo, cuando globos con desechos comenzaron a sobrevolar Corea del Sur. En respuesta, Corea del Norte acusó al Sur de enviar drones para dispersar panfletos, lo que consideró un acto de guerra. La hermana de Kim, Kim Yo Jong, advirtió sobre las «horribles consecuencias» si estas acciones continuaban.
Las tensiones se intensificaron con la destrucción de carreteras simbólicas por parte de Corea del Norte, lo que fue interpretado como una falta de interés en la negociación. En respuesta, el ejército surcoreano aumentó la vigilancia y realizó disparos en la frontera.
A pesar de la retórica agresiva, muchos analistas creen que no se espera una guerra inminente. La situación sigue siendo volátil, y las acciones futuras dependerán de la gestión estratégica de la crisis por ambas partes y de la influencia de actores externos como China y Rusia.
Imagen: J. Patrick Fischer, Prachatai