En junio de 2022, Tailandia sorprendió al mundo al legalizar la marihuana, una decisión que contrastaba con las estrictas normativas de sus países vecinos. Esta medida, impulsada por el partido Bhumjaithai y su líder Anutin Charnvirakul, buscaba aumentar los ingresos de los agricultores y revitalizar el turismo tras la pandemia. Sin embargo, la falta de un marco regulatorio claro generó confusión y preocupación en la sociedad.
La legalización permitió la apertura de más de 20.000 dispensarios, pero también desató un aumento en el consumo, especialmente entre los jóvenes. En mayo de 2023, tras las elecciones, el nuevo primer ministro Srettha Thavisin anunció su intención de recriminalizar la marihuana, citando el aumento de la adicción entre los jóvenes como una de las razones. Este cambio de rumbo ha generado protestas entre consumidores y activistas que exigen una regulación adecuada en lugar de un veto general.
El debate sobre la marihuana en Tailandia plantea preguntas sobre la gestión de riesgos para la salud pública y la necesidad de un enfoque basado en evidencias. Activistas argumentan que el cannabis no es más perjudicial que el tabaco o el alcohol, y piden que se considere su regulación de manera informada y transparente. La situación actual refleja la inseguridad jurídica y la falta de claridad en las políticas públicas, lo que afecta tanto a los consumidores como a los empresarios del sector.
Imagen: JAIME SANTIRSO