El slop es el nuevo término que describe el contenido generado automáticamente por herramientas de IA generativa sin supervisión humana. Este contenido, cuyo único propósito es monetizar a través de visitas web o inflar cifras de seguidores, se está convirtiendo en una plaga digital. A diferencia de los chatbots, el slop no es interactivo ni responde a las necesidades de los usuarios. Su objetivo es aparentar ser contenido humano para captar tráfico y generar ingresos publicitarios.
El problema del slop es similar al del spam: nadie quiere consumirlo, pero la economía digital incentiva su producción masiva. Generar textos o imágenes a escala industrial con IA es simple y rentable, aunque su calidad y utilidad sean nulas. Ejemplos de slop incluyen artículos de viajes que recomiendan visitar bancos de alimentos como atracciones turísticas, libros sobre setas con consejos peligrosos y memes virales en redes sociales.
La respuesta de las tecnológicas ha sido variada. Meta obliga a etiquetar el contenido generado por IA, TikTok lo automatiza y Google introduce resúmenes automáticos en sus búsquedas. Sin embargo, estos esfuerzos no abordan el problema de fondo y pueden incluso agravar la situación al difuminar la línea entre lo real y lo artificial.
Simon Willison, uno de los primeros en usar la palabra slop, destaca la importancia de reconocer y etiquetar esta amenaza. Al igual que el término spam ayudó a combatir los correos basura, definir el slop puede concienciar sobre los peligros de la IA sin supervisión. No obstante, erradicar el slop será más complicado que el spam.
El fenómeno del Internet zombie, donde bots, cuentas inactivas y humanos conviven en un ecosistema caótico, es una realidad cada vez más palpable. En este entorno disfuncional, distinguir lo real del slop se vuelve una tarea ardua. La calidad del contenido en Internet está en juego, y es crucial tomar medidas para protegerla.
Imagen: Xataka con Midjourney
