El robo de cobre en la red de Rodalies de Cataluña ha generado una doble resaca en la región. Por un lado, la resaca electoral, con incógnitas sobre posibles pactos y estrategias políticas. Por otro lado, la resaca del robo de cobre, que ha causado estragos en el transporte público y plantea interrogantes sobre las motivaciones detrás del incidente.
Los ladrones se llevaron 40 metros de cable de la red de Rodalies, lo cual puede parecer poco, pero el lugar estratégico en el que se produjo el robo ha tenido graves consecuencias. El incidente provocó problemas de tensión, incendios y afectó a los sistemas de señalización, comunicación y seguridad, complicando el servicio en plena jornada electoral.
El robo ha sido calificado como un «acto vandálico» por parte de Rodalies, pero las circunstancias del incidente han llevado a plantear la posibilidad de que haya motivaciones más allá de un simple robo. El lugar en el que se produjo el robo, cerca de una estación importante y en un nudo ferroviario, así como la dificultad de acceso al lugar, sugieren que podría haber sido una acción intencionada para causar daños en la red ferroviaria.
Las consecuencias del robo de cobre se prolongarán durante dos meses, según el Govern, y las líneas R4 Nord, R3 y R7 serán las más afectadas. Renfe, en colaboración con la Generalitat, Adif y el Ayuntamiento de Barcelona, ha activado un plan de transportes alternativo que incluye el uso del Metro y autobuses, servicios alternativos y reducciones.
Los robos de cobre no son infrecuentes en Cataluña, y el propio departamento de Puente admitió que durante 2023 los robos de este metal se habían disparado en la región. Aunque no se puede confirmar si el robo fue intencionado para causar daños graves, el incidente pone de manifiesto la necesidad de tomar medidas para prevenir este tipo de robos en el futuro.
Imagen: Wikipedia (Peter Elektro)