Renault se posiciona como un actor clave en la transición hacia el futuro automovilístico, desafiando las normativas de la Unión Europea. Su CEO, Luca de Meo, ha expresado su descontento con los plazos impuestos por las autoridades, especialmente en relación a la normativa Euro 7. Según De Meo, esta medida complica la situación económica de los fabricantes europeos y favorece a las empresas chinas en el mercado.
En este contexto, Renault ha presentado el Emblème, un prototipo que combina la tecnología eléctrica con el hidrógeno. Este vehículo familiar, con un diseño similar al Renault Megane, destaca por su longitud de 4,80 metros y una distancia entre ejes de 2,90 metros. La marca asegura que la producción de CO2 en su fabricación será un 90% inferior a la del Megane, gracias al uso de materiales reciclados y una pequeña batería de 40 kWh que permite recorrer hasta 1.000 kilómetros.
El Emblème se presenta como un híbrido enchufable de hidrógeno, utilizando una pila de combustible de 30 kW alimentada por hidrógeno. Este sistema ofrece una eficiencia cercana al 60%, superando a los motores de combustión tradicionales. Renault busca así ofrecer una alternativa viable al coche eléctrico, permitiendo un funcionamiento similar al de un vehículo de combustión, pero con un peso de solo 1.750 kg.
Con esta propuesta, Renault demuestra que el futuro del automóvil no se limita al coche eléctrico, sino que también puede incluir soluciones innovadoras como el hidrógeno. La marca se une a otros fabricantes como BMW y Toyota en la exploración de esta tecnología, reafirmando su compromiso con la sostenibilidad y la eficiencia energética.
Imagen: Renault
