El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha publicado las primeras estimaciones sobre la producción nacional de aceite de oliva para la campaña 2024-2025, revelando un aumento del 48% respecto a la campaña anterior, alcanzando 1.262.300 toneladas. Sin embargo, este resurgimiento de la industria olivarera andaluza, que representa un 77% más que el año pasado, distorsiona el panorama nacional.
Mientras Andalucía se beneficia, otras comunidades como la Comunidad Valenciana, Cataluña y Aragón enfrentan caídas significativas en su producción, con descensos del 71%, 59% y 45% respectivamente. Esta situación se agrava por la sequía que ha afectado a estas regiones, contrastando con la recuperación hídrica en el valle del Guadalquivir.
Andalucía no solo es el principal productor de aceite de oliva, sino que también cuenta con una infraestructura productiva y organizativa que la posiciona como una potencia en el sector. Se estima que, si se cumplen las proyecciones, Andalucía representará el 81% de la producción nacional, lo que genera un desequilibrio en el sector olivarero español.
Este dominio andaluz plantea un desafío para otras regiones productoras, que necesitan desarrollar estrategias y mecanismos para diversificar su producción. La situación actual pone de manifiesto la necesidad de una visión estratégica que contemple el futuro del aceite de oliva en España, más allá de la dependencia de Andalucía.
En conclusión, aunque el aumento en la producción de aceite de oliva es una buena noticia para España, la concentración en Andalucía puede ser problemática para el desarrollo de otras regiones productoras. Es esencial que se tomen medidas para asegurar un futuro sostenible y equilibrado para el sector.
Imagen: José A.V.G. / Canal Sur Media