Los precios dinámicos están comenzando a implementarse en el sector de la hostelería, aunque aún no tienen el mismo peso que en aerolíneas o plataformas de venta. Este modelo de tarifas fluctuantes se adapta a factores como la demanda, la competencia y la disponibilidad de stock. La pregunta que surge es si un restaurante debería cobrar lo mismo por un plato en diferentes momentos del día.
En 2023, el INE contabilizaba cerca de 244.500 restaurantes en España, lo que representa un mercado atractivo para la implementación de precios dinámicos. Algunos establecimientos ya están experimentando con esta estrategia, como el restaurante Wll St. Madrid, donde los precios fluctúan cada cinco minutos en función de la oferta y la demanda.
Los defensores de los precios dinámicos argumentan que ofrecen flexibilidad y permiten a los restaurantes adaptarse rápidamente a cambios en el mercado. Por ejemplo, si hay poca afluencia, pueden ofrecer descuentos, mientras que en momentos de alta demanda, pueden aumentar los precios para maximizar ganancias.
Sin embargo, este sistema no está exento de desafíos. La implementación puede ser compleja y requiere una inversión significativa. Además, existe el riesgo de que los clientes reaccionen negativamente ante precios que cambian constantemente. A pesar de estos retos, se estima que los precios dinámicos pueden aumentar la rentabilidad de los restaurantes hasta un 30%.
Este modelo no solo se está adoptando en España, sino también en Estados Unidos, donde algunos restaurantes han reportado aumentos en sus ingresos tras implementar precios variables. La clave para el éxito de esta estrategia radica en la comunicación clara y la transparencia con los clientes, para que puedan tomar decisiones informadas.
Imagen: Anne Nygård (Unsplash), K8 (Unsplash) y Toa Heftiba (Unsplash)