Despertarse con varias alarmas puede tener efectos negativos en nuestra salud mental y física. Según un estudio de 2022, el 57% de los participantes admitieron ser dormilones que posponen la alarma repetidamente. Este hábito interrumpe las fases del sueño, especialmente el sueño REM y el sueño profundo, lo que puede llevar a una mala calidad del sueño.
La neurocientífica Emily McDonald explica que al pulsar el botón de repetición, el cuerpo experimenta inercia del sueño, lo que provoca somnolencia y disminución del rendimiento. Además, cada vez que el despertador suena, se libera cortisol, una hormona relacionada con el estrés, que puede afectar la tensión arterial y el apetito.
Por otro lado, Cristina García, profesora de Psiquiatría, señala que posponer la alarma puede dificultar el proceso de despertarse, afectando la higiene del sueño y la productividad. Para mejorar la calidad del sueño, se recomienda establecer una rutina matutina adecuada y ajustar la alarma según el tiempo necesario para prepararse.
En conclusión, aunque pulsar el botón de repetición puede parecer inofensivo, sus efectos acumulativos pueden ser perjudiciales. Es mejor evitar este hábito y buscar formas de mejorar la calidad del sueño y la rutina matutina.
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