En Alemania, la preferencia por el pago en efectivo se debe a la importancia que los alemanes otorgan a la privacidad y a su desconfianza hacia las instituciones financieras y tecnológicas. A diferencia de España, donde la economía sumergida es alta, en Alemania es menor. Los alemanes llevan grandes cantidades de dinero en efectivo en sus bolsillos por precaución. En España, los establecimientos comerciales tienen la facultad de seleccionar los métodos de pago que deseen implementar, incluyendo la posibilidad de rechazar el pago con tarjetas, aunque existen excepciones en ciertos sectores regulados por ordenanzas municipales.
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