El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, falleció en un trágico accidente de helicóptero, dejando al régimen de línea dura de la República Islámica en una situación incierta. Raisi, un presidente ultraconservador, murió junto con el ministro de Asuntos Exteriores y otros altos cargos. Esta pérdida llega en un momento crítico para Irán, que enfrenta desafíos internos y externos sin precedentes.
La economía del país sigue paralizada por las sanciones estadounidenses, la población joven está cada vez más inquieta y los adversarios en el Medio Oriente se vuelven más beligerantes. La muerte de Raisi desencadenará elecciones en un momento de baja legitimidad y políticas excluyentes para Irán.
El poder ha pasado al vicepresidente Mohammad Mokhber, quien ha sido aprobado como presidente en funciones por el líder supremo. Según la ley, el país debe celebrar elecciones en los próximos 50 días, pero se espera que se organicen precipitadamente y con poca participación de los votantes.
La muerte de Raisi también plantea interrogantes sobre quién sucederá al líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. Raisi había sido considerado como un posible sucesor y se le había preparado para ascender al puesto. Ahora, el clero iraní tendrá que buscar una nueva figura para ocupar ese rol.
Imagen: CNN