El origen de la margarina se remonta al siglo XIX, cuando Napoleón III buscaba un alimento más barato y accesible para las clases bajas. El químico francés Hippolyte Mège-Mouriès ganó un concurso con su creación: una emulsión de grasa de vacuno, caseína y agua. A lo largo del tiempo, la margarina ha evolucionado y actualmente se obtiene a partir de aceites vegetales sometidos a hidrogenación. Sin embargo, en los años 70 y 80, las margarinas tenían un alto contenido de grasas trans, relacionadas con problemas cardiovasculares. Actualmente, la normativa ha limitado el contenido de grasas trans en los alimentos.
La mantequilla, por su parte, se obtiene batiendo la crema o la leche entera. Tiene un alto contenido de grasa saturada y también contiene colesterol. Aunque sustituir las grasas saturadas por mono y poliinsaturadas puede ser beneficioso para la salud cardiovascular, no hay evidencia sólida de que consumir margarina en lugar de mantequilla disminuya el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En resumen, tanto la margarina como la mantequilla tienen ventajas y desventajas en cuanto a su composición nutricional. La elección entre ambas dependerá de las necesidades y preferencias individuales. Es importante leer el etiquetado nutricional para conocer las diferencias entre los productos y optar por opciones más saludables. En cualquier caso, se recomienda moderar el consumo de ambos alimentos.
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