Los aviones de patrulla marítima vuelven a ser considerados un elemento clave en la defensa nacional. España ha firmado la compra de ocho C295 de patrulla y otros ocho de vigilancia marítima, fortaleciendo así su capacidad de vigilancia y seguridad en sus 8.000 kilómetros de costa. Estos aviones, aunque más lentos, cuentan con más sensores y armamento que los cazas de combate. Su época dorada fue la Guerra Fría, pero ahora vuelven a ser necesarios debido al regreso de submarinos rusos y chinos. Además de su capacidad antisubmarina, estos aviones son versátiles y pueden combatir en cinco ‘guerras’, apoyar a una fuerza naval y servir como puesto de mando en vuelo. Sin embargo, en España no se ha aprovechado todo su potencial y se les ha dado un segundo plano. La falta de visión y de inversión en medios estratégicos aéreos en España es evidente, ya que también se han dejado morir otros aviones clave como los de guerra electrónica y el sistema de captación aérea. Aunque hay esperanzas de que en un futuro próximo se incorpore una plataforma aérea para captación de inteligencia.
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