Las bebidas de frutas están ampliamente disponibles y se promocionan como una opción saludable para los niños. Sin embargo, un reciente análisis de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) revela que muchas de estas bebidas no cumplen con las expectativas nutricionales. A menudo, están cargadas de azúcares añadidos, aditivos y tienen un bajo contenido real de fruta.
El estudio de la OCU, que analizó 131 bebidas a base de fruta, muestra resultados preocupantes: 8 de cada 10 productos no son nutricionalmente recomendables. Muchas de estas bebidas contienen solo entre un 5% y 10% de zumo de fruta, complementándose principalmente con agua y azúcares. De hecho, el exceso de azúcar en algunas de estas bebidas iguala o supera el contenido de las bebidas gaseosas.
La OCU destaca que, incluso los productos etiquetados como 100% fruta, son en realidad concentrados de azúcar que deberían consumirse de manera esporádica. En cuanto a las mejores opciones, el análisis señala a Hollinger Apple como la mejor compra, seguido de Pascual Bifrutas Tropical y Capri-Sun Fruit Crush.
El consumo habitual de estas bebidas puede contribuir a problemas de salud como la obesidad y las caries dentales en los niños. A pesar de su atractivo visual, la realidad nutricional es muy diferente. Muchos de estos productos contienen aditivos y conservantes que no aportan beneficios a la dieta infantil.
Los expertos recomiendan optar por alternativas más naturales, como el consumo de frutas enteras o agua, para asegurar una hidratación adecuada sin efectos negativos. Además, es fundamental leer las etiquetas de los productos de forma crítica, ya que muchos padres pueden ser engañados por la publicidad.
En conclusión, aunque las bebidas de frutas pueden parecer atractivas, su consumo debe ser limitado. La OCU advierte que no todas las bebidas que se presentan como saludables lo son realmente, y es esencial prestar atención a las etiquetas para garantizar que lo que se ofrece a los niños es verdaderamente beneficioso para su salud.
Imagen: Vitaly Gariev y OCU