El Gobierno español considera a los insectos como un nuevo alimento seguro, promoviendo su consumo como una opción saludable y sostenible. La UE ha aprobado varios insectos para el consumo humano, y España cuenta con la fábrica de insectos más grande de Europa. Aunque la entomofagia aún genera rechazo, en muchos países del mundo los insectos son consumidos como comida. En España, cada vez más ciudadanos están abiertos a incluir insectos en su dieta. Estudios muestran que el 19% de los españoles estaría dispuesto a incorporar insectos a su alimentación. A pesar de la falta de tradición, algunos supermercados españoles ya comercializan insectos. La cría de insectos ofrece ventajas como una fuente alternativa de proteínas y micronutrientes, emisión reducida de gases de efecto invernadero y menor consumo de agua. Sin embargo, la aceptación del consumo de insectos en Occidente sigue siendo un desafío.
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