La tarifa plana en trenes se ha convertido en una medida clave para fomentar el uso del ferrocarril en Europa. La Unión Europea busca que el tren sea una alternativa viable al coche y al avión, promoviendo un transporte menos contaminante. Desde la liberalización del sector en 2016, se han implementado diversas iniciativas para hacer del tren una opción más atractiva.
En Alemania, se aprobó una tarifa plana de nueve euros al mes en 2022, como respuesta a los altos precios del combustible. España ha seguido su ejemplo, ofreciendo viajes gratuitos en Cercanías y Media Distancia. Francia también ha implementado medidas similares, aunque limitadas a ciertos grupos de edad.
Portugal se suma a esta tendencia, proponiendo un abono de 20 euros al mes para trenes regionales e interurbanos. Sin embargo, estas iniciativas no están exentas de críticas. En Alemania y España, el aumento de pasajeros ha colapsado algunos servicios, y no se ha observado un descenso significativo en los viajes por carretera.
Además, la viabilidad económica de estas tarifas planas ha sido cuestionada. En Alemania, el abono de 9 euros ha aumentado a 49 euros, y se prevé un nuevo incremento. En España, aunque un 10% de la población se ha beneficiado de los abonos, solo el 15% lo ha hecho por su gratuidad.
En conclusión, la tarifa plana en trenes es una medida que busca posicionar al ferrocarril como una alternativa competitiva, pero enfrenta desafíos en su implementación y sostenibilidad.
Imagen: Claudio Schwarz