La relación entre China y Taiwán siempre ha sido tensa, especialmente en el ámbito de la industria de los semiconductores. En la década pasada, las empresas taiwanesas TSMC y MediaTek se convirtieron en protagonistas involuntarias de esta tensión. TSMC es el mayor fabricante de circuitos integrados del mundo, con clientes como Apple, NVIDIA y Qualcomm. MediaTek, por su parte, es el mayor diseñador de semiconductores fuera de Estados Unidos y tiene una presencia sólida en el mercado global.
China, consciente de la importancia estratégica de estas empresas, intentó intervenir en ellas. En 2015, Zhao Weiguo, un ingeniero eléctrico chino, intentó comprar el 25% de TSMC e integrar MediaTek en Tsinghua Unigroup, una empresa respaldada por el Gobierno chino. Sin embargo, el Gobierno de Taiwán prohibió esta operación para proteger sus intereses.
Ante esta prohibición, Weiguo instó al Gobierno chino a boicotear la importación de chips taiwaneses, lo que habría dañado gravemente la economía de Taiwán. Aunque la presión sobre TSMC y MediaTek fue alta, el Gobierno de Taiwán se mantuvo firme y evitó la injerencia china.
Después de esta derrota, Weiguo intentó comprar Micron, el mayor fabricante de chips de memoria de Norteamérica, pero el Gobierno estadounidense también lo impidió. En julio de 2022, Weiguo fue detenido por corrupción durante su mandato en Tsinghua Unigroup.
En resumen, Taiwán frustró el plan de China para dominar la industria de los chips al proteger a TSMC y MediaTek de la intervención china. Esta tensión en el ámbito de los semiconductores fue un preludio de la escalada bélica actual entre China y Taiwán.
Imagen: TSMC