Estamos en un momento crucial para la recuperación económica mundial. Durante los últimos cuatro años, el mundo ha trabajado unido para aliviar los problemas económicos causados por la pandemia y combatir la inflación. Los bancos centrales redujeron los tipos de interés a cero y luego los subieron a un ritmo sin precedentes. Sin embargo, ahora el mundo corre el riesgo de desincronizarse.
El Banco Central Europeo ha bajado los tipos en 25 puntos básicos, señalando confianza en la eurozona y preocupación por la economía. Inversores y economistas esperan que la Reserva Federal siga su ejemplo en septiembre. Sin embargo, la fortaleza de la economía estadounidense y los datos de inflación positivos podrían impedir este recorte.
Si la Fed no recorta en otoño, los elevados tipos de Estados Unidos podrían atraer más liquidez, complicando la lucha contra la inflación y aumentando la volatilidad en los mercados. La divergencia en la política de intereses podría afectar a las divisas y endurecer las condiciones financieras en otras economías.
El carry trade, donde los inversores toman prestado en países con tipos bajos e invierten en países con tipos altos, está en auge. Esto podría retirar dinero de economías más débiles, endureciendo sus condiciones financieras y debilitando sus monedas. En Estados Unidos, la llegada de más liquidez podría aumentar los precios y dificultar la lucha contra la inflación.
La divergencia entre Estados Unidos y otros países tiene un límite. Si los datos económicos de Estados Unidos se debilitan, la Fed podría bajar los tipos. La inflación en la UE y el Reino Unido podría ser más prolongada de lo previsto, ralentizando los recortes de tipos. La situación actual podría ser temporal, pero los responsables políticos deben recalibrar para asegurar un aterrizaje suave.
Imagen: Business Insider