El uso de tarjetas de pago ha crecido significativamente en España, especialmente tras la pandemia de COVID-19. Este cambio ha permitido a los consumidores evitar el contacto físico al realizar transacciones. Sin embargo, la situación es muy diferente en Alemania, donde el uso de efectivo sigue siendo predominante.
Según datos del Banco Central Europeo, el 46% de las transacciones en España se realizan con tarjeta, mientras que en Alemania solo el 19%. Esta diferencia se debe en gran parte a la privacidad que valoran los alemanes. A pesar de que en España es común encontrar negocios que no aceptan pagos con tarjeta, en Alemania esta práctica está más relacionada con la cultura de la privacidad y la desconfianza hacia las grandes tecnológicas.
La española Mimi Oliván, residente en Alemania, explica que muchos alemanes prefieren pagar en efectivo para evitar que sus gastos sean rastreados. Esta aversión a la trazabilidad se traduce en una menor utilización de tarjetas de crédito, ya que la cultura del ahorro y la resistencia al endeudamiento son características marcadas en la sociedad alemana.
En conclusión, mientras que en España el uso de tarjetas se ha convertido en la norma, en Alemania la preferencia por el efectivo refleja una profunda preocupación por la privacidad y el control sobre los gastos personales.
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