Honoré de Balzac, conocido por su talento literario y su habilidad para evadir deudas, escribió un manual sobre cómo evitar pagar. Sin embargo, para muchos, la prescripción de deudas ofrece una salida legal. Este mecanismo permite extinguir una deuda tras un periodo determinado, incluso sin haberla pagado.
La prescripción de deuda es el proceso mediante el cual el derecho del acreedor a reclamar el pago se extingue después de un tiempo. Si el acreedor no ha tomado acciones para reclamar la deuda durante el plazo legal, esta se cancela. Por ejemplo, si una deuda tiene un plazo de prescripción de cinco años y el acreedor no actúa, la deuda prescribirá.
En España, los plazos de prescripción varían según el tipo de deuda. Las deudas hipotecarias prescriben a los 20 años, mientras que las deudas con Hacienda y la Seguridad Social lo hacen a los cuatro años. Las deudas de préstamos no hipotecarios, tarjetas de crédito y servicios como electricidad o agua prescriben a los cinco años. Además, las deudas entre 2000 y 2005 sin un plazo específico tienen un periodo de prescripción de 15 años.
Para que la prescripción sea efectiva, deben cumplirse ciertas condiciones. El acreedor no debe haber iniciado acciones para reclamar el pago, y el deudor no debe haber reconocido la deuda. Si se cumplen estos requisitos, el deudor puede alegar la prescripción ante un juez, quien confirmará la extinción de la deuda.
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