Durante la Segunda Guerra Mundial, la Operación Félix fue un ambicioso plan de la Alemania nazi para invadir y capturar Gibraltar. Este plan surgió tras la caída de Francia en 1940, cuando Alemania buscaba consolidar su dominio en Europa y cerrar el acceso británico al Mediterráneo. Sin embargo, la clave del éxito de esta operación dependía del apoyo de España, liderada por Franco.
Hitler consideraba que Gibraltar era vital para debilitar a Gran Bretaña y facilitar el acceso al Mediterráneo. Para ello, se planeaba una invasión terrestre desde España, utilizando tropas de montaña alemanas y artillería pesada. Sin embargo, Franco mostró reticencias a comprometerse militarmente, ya que temía por la estabilidad de su país tras la Guerra Civil.
Franco exigió condiciones difíciles de cumplir, como la entrega de Marruecos francés a España y grandes cantidades de ayuda militar. Además, temía represalias británicas, lo que complicó aún más la situación. A medida que avanzaba el tiempo, Hitler desvió su atención hacia la Operación Barbarroja, abandonando la idea de la invasión de Gibraltar.
Finalmente, la negativa de Franco a entrar en la guerra selló el destino de la Operación Félix, que se considera una de las grandes oportunidades perdidas de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Gibraltar permaneció bajo control británico, lo que permitió a las fuerzas aliadas mantener una base crucial para operaciones en el Mediterráneo. Este fracaso refleja las complejidades políticas y logísticas que enfrentaba el Tercer Reich en sus relaciones con otros regímenes autoritarios.
