El true crime está arrasando en España, con series, documentales y pódcasts que exploran casos de crímenes reales. Esta demanda sin precedentes ha llevado a las plataformas de streaming a adaptar casos cada vez más recientes, incluso en tiempo real. Sin embargo, esta tendencia ha generado controversia y preocupación ética.
La madre de Gabriel, un niño asesinado en 2018, ha denunciado que algunas personas están intentando lucrarse con la muerte de su hijo. Ha pedido un tratamiento adecuado de las noticias de sucesos y ha convocado una concentración para evitar que se hagan series o documentales sobre el asesinato de su hijo.
El true crime ha ganado popularidad en todos los formatos, desde pódcasts hasta canales de YouTube y TikTok. Las productoras de televisión y las plataformas de streaming están sacando provecho de esta fiebre, adaptando casos en series y documentales que generan obsesión en los espectadores.
Esta obsesión a menudo lleva a la frivolización de los crímenes, especialmente en las redes sociales. Los usuarios hacen memes, imitan a los protagonistas de los casos y participan en foros de discusión. Incluso las víctimas de crímenes reales se han convertido en celebridades en las redes sociales, generando noticias de cotilleo sobre su vida personal.
El problema con esta tendencia es que a menudo se ficcionan crímenes que aún no están resueltos o no se sabe cómo ocurrieron. Esto puede generar conflictos emocionales y distorsionar la realidad de los casos. Sin embargo, algunos familiares de las víctimas ven en los documentales una oportunidad para enmendar errores policiales y judiciales.
En resumen, el true crime está en auge en España, con una demanda sin precedentes de series, documentales y pódcasts que exploran casos de crímenes reales. Sin embargo, esta tendencia ha generado controversia y preocupación ética, ya que a menudo se ficcionan crímenes sin resolver. A pesar de ello, las productoras de televisión y las plataformas de streaming continúan aprovechando esta fiebre, generando obsesión en los espectadores y llevando a la frivolización de los crímenes en las redes sociales.
Imagen: Netflix