La NBA ha asegurado un nuevo megacontrato televisivo que aportará 76.000 millones de dólares entre 2025 y 2036. Este acuerdo triplicará el actual ciclo audiovisual, que garantiza 24.000 millones de dólares en nueve años hasta 2024-2025. Aunque solo incluye emisiones en Estados Unidos, su impacto será global, ampliando la brecha con el baloncesto europeo, incapaz de competir en retención de talentos y autonomía.
El nuevo contrato llega en un momento crucial para la NBA, que ha sido pionera en abrir nuevos mercados y crear iconos internacionales desde los años 90. La agencia financiera Fitch ha otorgado a la liga el grado de riesgo más bajo, destacando su modelo de negocio y popularidad global. A diferencia de otras ligas norteamericanas, la NBA ha logrado una relevancia mundial que otras competiciones no han alcanzado.
La NBA se ve en más de 200 países y tiene oficinas en todos los continentes. Sus programas de formación son una meta para jóvenes jugadores internacionales, reforzando su marca y penetración. La liga ha integrado gran parte del baloncesto mundial en su órbita, con un tercio de sus jugadores siendo extranjeros. Además, ha encontrado un filón en la importación de talentos para crecer fuera de Estados Unidos.
El nuevo contrato televisivo profundizará el desequilibrio económico existente, permitiendo a la NBA invertir más en marketing, programas internacionales y aumentar el límite salarial. El equipo que menos ha gastado en salarios, los Utah Jazz, ha invertido 122,4 millones en 2023-2024, el equivalente a lo que han gastado todos los clubes ACB en plantilla deportiva. Las franquicias han pulverizado sus registros de asistencia y patrocinio, rivalizando con la NFL en su negocio comercial.
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