Los controladores de la sonda Voyager 1 de la NASA han enfrentado nuevos desafíos tras seis meses de datos erróneos. Sin embargo, gracias a una actualización de software, la situación parecía normalizarse. Pero ahora, un problema mecánico ha surgido. La sonda, lanzada hace 47 años, ha logrado encender un conjunto de propulsores que no utilizaba desde hace décadas.
Este cambio se debió a una obstrucción en los motores principales, causada por el envejecimiento de un diafragma de goma en el tanque de combustible. Los tubos de combustible, que originalmente tenían un diámetro de 0,25 milímetros, se redujeron a 0,035 mm, lo que complicó la situación. Sin embargo, la misión estaba en riesgo, ya que la sonda necesita mantener sus antenas orientadas hacia la Tierra para recibir comandos y enviar datos científicos.
La solución no era sencilla. Los propulsores alternativos estaban fríos y carecían de energía para calentarlos, lo que podría haber causado daños si se encendían sin precaución. La Voyager 1 opera con una fuente de plutonio que se está agotando, lo que ha llevado a la NASA a apagar sistemas no esenciales.
Finalmente, el equipo de misión decidió apagar temporalmente uno de los calentadores principales durante una hora para redirigir la energía a los propulsores inactivos. Esta solución requirió semanas de análisis y pruebas antes de enviar los comandos a la sonda. Dado que la Voyager 1 está a una gran distancia, las actualizaciones tardan un día en llegar y otro en confirmarse.
Con el encendido exitoso de sus motores inactivos, la NASA ha logrado prolongar la vida útil de la Voyager 1, permitiendo que siga proporcionando información valiosa sobre el espacio interestelar. A pesar de su edad, la Voyager 1 y su gemela Voyager 2 continúan operando gracias a la cuidadosa gestión de su energía y el monitoreo constante de sus sistemas.
Imagen: Xataka
