Las producciones cinematográficas actuales están llenas de detalles que, a simple vista, no identificamos. Más allá de los easter eggs intencionales, hay elementos sorpresa que incluso pasan desapercibidos para los propios directores y decoradores de set. Un ejemplo notable es la película infantil ‘Stuart Little’ de 1999, donde parte del decorado era, en realidad, una obra de arte perdida por más de cien años.
La cinta narra la historia de la familia Little, quienes viven en Nueva York y deciden adoptar a un pequeño ratón llamado Stuart. En una de las escenas, se puede ver una pintura colgada en la pared, identificada por los amantes del arte como una verdadera joya perdida: ‘Mujer dormida con florero negro’, un retrato de la esposa del pintor húngaro Róbert Berény. Esta obra se consideraba perdida desde la década de 1920 y se creía destruida durante la Segunda Guerra Mundial.
La pintura apareció en el set gracias a una asistente de decoración que la encontró en una tienda de segunda mano. De costar 40 dólares, la obra rompió récords en subasta. La historia de cómo la pintura terminó en Estados Unidos es un misterio, aunque se cree que un emigrante judío la llevó a América. Fue subastada para la caridad por 40 dólares en San Diego y adquirida por el coleccionista Michael Hempstead, quien la vendió a una tienda de segunda mano en Pasadena, California, por 400 dólares. Finalmente, fue vendida al escenógrafo de Sony Pictures por 500 dólares.
En 2009, el historiador de arte Gergely Barki reconoció la pintura mientras veía la película con su hija. Tras contactar a los estudios, descubrió que la pintura era auténtica. En 2014, el decorador del set vendió la obra a un coleccionista, quien la subastó por 285.700 dólares, un precio fijado debido a la fascinante historia de su origen y redescubrimiento.
Imagen: Espinof