Dormir mal es un negocio pésimo para la salud y el bienestar. La falta de sueño está relacionada con problemas inmunológicos, metabólicos, cardiovasculares, emocionales y cognitivos. Además, puede llevar a trastornos como la diabetes y la obesidad. Nos hace estar más cansados e irritables, eleva nuestros niveles de estrés y nos hace asumir más riesgos y cometer más errores.
El gran problema es que no nos lo tomamos en serio. La falta de sueño y el sueño de mala calidad afecta ya a más del 58% de la población española. Pese a la enorme cantidad de evidencia acumulada, tendemos a pensar que es un problema menor. Y no, no lo es.
Según la Sociedad Española del Sueño, los españoles duermen una media de 6,8 horas entre semana. Todas las asociaciones médicas especializadas en el sueño recomiendan dormir entre siete y ocho horas cada noche. Aunque esas cantidades de sueño cambian de una persona a otra, la evidencia nos dice que tendemos a pensar que dormimos mejor de lo que lo hacemos en realidad.
Además, en torno al 75% de los españoles se despierta al menos una vez por la noche, y 3 de cada 10 afirman que padecen insomnio. No es raro que en los últimos años, la siesta haya sufrido un cierto ‘revival’. Dormir una media de 25 minutos mejora entre el 16% y el 34% nuestras funciones cognitivas. Sin embargo, mal usadas pueden contribuir a hacer más difícil la conciliación del sueño nocturno.
La mejor hora para irse a dormir, según un estudio de la Sociedad Europea de Cardiología, es entre las 22:00 y las 23:00. Irse a dormir entre las 23:00 y la medianoche conlleva un 12% más de riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas. Este riesgo sube hasta el 25% para quienes se acuestan después de las doce de la noche.
Para mejorar el sueño, es clave mantener una buena higiene del sueño. Esto incluye evitar el tabaco y el alcohol, controlar el uso de dispositivos que emiten luz, evitar situaciones estresantes y controlar la temperatura de la habitación.
Imagen: Isabella Fisher